Los directores financieros personales actúan como el principal punto de contacto para las personas con un alto patrimonio neto con sus asesores financieros y profesionales, lo que permite que todos los asesores trabajen de manera efectiva juntos y en el mejor interés del cliente.
Los directores financieros personales ayudan a las personas con un alto patrimonio neto a llevar un seguimiento de sus ingresos y gastos, administrar facturas y pagos, y supervisar el flujo de efectivo para garantizar que sus finanzas estén organizadas y optimizadas.
Los directores financieros personales revisan las deudas de las personas con un alto patrimonio neto y les ayudan a desarrollar un plan para gestionar y pagar los saldos pendientes, incluido el análisis de las tasas de interés, las opciones de reembolso y las oportunidades de refinanciamiento potenciales.
Los directores financieros personales revisan las pólizas de seguro existentes de las personas con un alto patrimonio neto, incluyendo seguros de vida, salud, discapacidad y cuidados a largo plazo, y recomiendan ajustes o coberturas adicionales necesarias.
Los directores financieros personales asesoran a las personas con un alto patrimonio neto en asuntos financieros relacionados con la familia, incluida la transferencia de riqueza entre generaciones, la filantropía y la creación de una declaración de misión familiar o una constitución.
Los directores financieros personales brindan asesoramiento y apoyo a las personas con un alto patrimonio neto que poseen negocios o son emprendedores, incluido el análisis de estados financieros, el desarrollo de planes de negocio y la gestión de las finanzas empresariales.
Los directores financieros personales ayudan a las personas con un alto patrimonio neto en una variedad de asuntos financieros relacionados con el estilo de vida, como la administración del personal del hogar, la compra de bienes raíces u otros activos, y la planificación de eventos importantes en la vida, como bodas o vacaciones.